Aprender a VIVIR CON EL NARCO: El silencio del periodismo en Tamaulipas

Los jefes de redacción y los reporteros de radio, prensa y televisión han tenido que trabajar con las reglas del cártel que mande en el estado. El que no acepta las reglas, las rompe o las evade, es castigado

Una troca blanca chocó contra un poste en la avenida. Mi compañero de trabajo me avisa. Es la segunda nota del día. Me apresuro. Llego yo con mis compañeros nos acercamos a la escena, sacamos las cámaras, enfocamos.

Una camioneta de lujo, último modelo, es la dañada. Avanzamos, levantamos las cámaras:

—¡Ábranse panochones! ¡Este no es un jale que vaya a salir en los periódicos! ¡Órale, cabrones! —grita la conductora. La mujer baja de la camioneta y camina para revisar la defensa. Estatura media, tacones, cabello lacio teñido de rubio, piel blanca, nos mira con ceño duro.

Un par de agentes de tránsito llegan en una patrulla. Desde ahí ven la escena, pasan de largo y se van.

—Vamos a sentarnos al Oxxo, desde ahí sacamos las fotos —le propongo a mis compañeros. Damos los primeros pasos y vemos un convoy de camionetas con hombres armados.

Atraviesan la avenida hasta la esquina del choque. Detienen el tráfico de mediodía y rodean la camioneta. La rubia se cambia a un carro color negro. Ellos la protegen y arrancan.

—Dejen de estar de panochones y pónganse a jalar —dice la misma mujer.

Esa fue la primera vez que oí la palabra panochón. A partir de ese día la he escuchado con regularidad. También descubrí otras palabras relacionadas con el crimen organizado que aparecieron en el lenguaje popular de esta zona del país:

Panochón es el reportero que al atestiguar un hecho delictivo del crimen organizado es ubicado y amenazado por delincuentes.

El Panochón puede convertirse en dedo (persona que delata) de la maña (sinónimo de cártel).

El Panochón puede recibir llamadita del jefe (regaño de líder de la plaza).

El Panochón rebelde puede ser castigado con manitas (series de cachetadas), tablazos (golpes de madera en la espalda y sentaderas), tijera (corte de extremidades), fogones (quemada en partes del cuerpo) y piso (asesinato).

En Aprender a vivir con el narco conocerás más de esta historia narrada por un periodista tamaulipeco que vio cómo en su estado murió el derecho a informar y a ser informado.
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1 comentario :

  1. EN TAMAULIAS A PESAR que los periodistas y reporteros los tienen callados el CO y el estado y ya tienen años lambiendole las botas y les dicen que sacar estamos muy gididos en libertad de expresion ogal y en estas elecciones nos alsemos y saquemos estas lacras co en nuevo leon agamos historia

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