Una pareja estadounidense, residenciada en Texas, fue condenada a encarcelamiento por haber disuelto en ácido los restos de su difunta hija, de dos años.
La Policía arrestó a Mónica Domínguez, de 38 años, y Gerardo Zavala, de 32, en febrero pasado, tras hallar en su vivienda un envase que resultó contener restos de la menor Rebecka Zavala. El fiscal local, Isidro "Chilo" Alaniz, afirmó que los padres presuntamente vertieron el ácido en ese contenedor para deshacerse del cuerpo.
La madre alegó que Rebecka había muerto ahogada en la bañera, donde se encontraba sin supervisión. Admitió, además, haber pedido ayuda a su marido para deshacerse del cuerpo.
El estado de los restos no permitió a las autoridades determinar la causa de la muerte de la pequeña, de modo que se desconoce si los padres son culpables también de asesinato.
El pasado 15 de noviembre, un juez dictó la respectiva sentencia, según la cual Domínguez —declarada culpable de poner en peligro a un niño, abusar de un cadáver y alterar pruebas relacionadas con un cadáver— pasará 20 años en prisión, mientras que Zavala Loredo se encontrará tras las rejas durante 14 años.
A Mónica Yvonne Domínguez la sentenciaron a 20 años de cárcel por deshacerse del cadáver de su hija de 2 años, disolviéndolo en ácido; purgará 30 años en prisión porque ya cumplía una condena de 10 por golpear a sus cinco hijos, y las dos décadas de ahora serán consecutivas al primer castigo que ya cumple.
Y Gerardo Zavala Loredo, el papá de la infortunada Rebecca, purgará 14 años en prisión, por comprar los químicos a la tlapalería y ayudarle a desintegrar el cuerpo; no les comprobaron el homicidio de la pequeña Rebecca, los restos del cadáver fueron mínimos para hallar alguna lesión que hubiese indicado que ellos la golpearon causándole la muerte.
Fue dictada después que otro de sus hijos, de nueve meses, sufriera seis fracturas óseas. La pareja tiene cuatro hijos, de entre uno y 11 años.
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