Teniente del Ejercito robó COCA en cateo y la vendió al CDG en Reynosa

"Soldados en activo que utilicen recursos de la Secretaría de la Defensa Nacional para cometer delitos contra la salud, donde no estén involucrados civiles, deben ser juzgados por tribunales militares", determinó la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El pronunciamiento de la Corte derivó del análisis del caso del teniente de Caballería, César Flores Guzmán, quien era comandante de la Base de Operaciones y estaba al frente del Décimo Regimiento de Caballería Motorizado en Reynosa, Tamaulipas, quien fue detenido en 2013, por presuntamente proteger actividades del Cártel del Golfo.

Flores promovió un amparo contra el auto de formal prisión, con el propósito de que su caso fuera revisado por la justicia federal.
Por mayoría de siete votos, el pleno de la Corte resolvió que para que un soldado pueda ser juzgado bajo su fuero, por violar la disciplina militar, deberán reunirse ciertos elementos, entre ellos, la comisión del delito, el uso de recursos de la institución y que no haya civiles involucrados.

De acuerdo con el expediente judicial, el 18 de marzo de 2013, Flores Guzmán, en su condición de comandante de la Base de Operaciones y con personal bajo su mando salió rumbo a una finca abandonada, donde con otro militar localizaron ocho maletas con paquetes rectangulares que contenían cocaína.

Después del hallazgo, el teniente y el oficial –éste último fungía como comandante del puesto de mando móvil, sustrajeron dos de esas maletas y se las entregaron a unos civiles que se dice eran miembros de la delincuencia organizada –estos últimos habían arribado a dicho lugar a bordo de dos taxis–.

Enseguida, ambos militares reunieron a la tropa y les exigieron que no hicieran comentario alguno sobre la aludida sustracción, explicándoles que el aseguramiento se había logrado gracias a un informante que pidió ser retribuido con una parte del narcótico.

Posteriormente, los comandantes repartieron 5 mil pesos a cada uno de sus subordinados. Como el asunto trascendió, el agente del Ministerio Público adscrito a la Octava Zona Militar inició la averiguación previa correspondiente.

LA HISTORIA de la CORRUPCION VERDE OLIVO:

En 2013 en la ciudad de Reynosa Tamaulipas se puso al descubierto una "red de militares" que brindaban protección a miembros del Crimen Organizado ,estos fueron detenidos entonces por el mismo personal castrense adscrito a la Policia Militar en la 8a Zona y bajo total hermetismo intentando encubrir los hechos fueron presuntamente trasladados a la ciudad de mexico.
La detención de 32 militares entre ellos mandos,ocasiono una protesta en el exterior de la Zona Militar en Reynosa ,los familiares del personal retenido solicitaban información sobre los motivos y reclamaban el maltrato de que habían sido objeto. 

Una de las manifestantes,entonces identificada como Alejandra Cuevas reclamaba que su esposo Jose Ulises Gonzalez Madera había sido "obligado" a firmar documentos con el "rostro cubierto",situación semejante en el caso del Cabo Angel Lopez que decía vía su esposa "Juana Vargas" que había sido golpeado.

En igualdad de circunstancias estaban entonces el Sargento Milton Rene Gonzalez Lopez y el Teniente de Caballeria Cesar Flores Guzman,de cuyos casos no volvió a saberse mas,salvo un "trascendido" entre los mismos familiares que ventilaba habían sido acusados de "proteger" al Narco CDG en Reynosa "venderles" armas y drogas que previamente les decomisaban...

Sin embargo un REPORTAJE publicado por ZETA TIJUANA bajo el titulo "MILITARES ENCUBRIAN al NARCO" ventilo los hechos.

...." Después de una encarnizada guerra con Los Zetas y ser desplazados de la región que conforman los estados de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, los miembros del Cártel del Golfo han recuperado espacios y territorios, contando para ello con la complicidad de algunos mandos policiales y hasta militares.

Así queda de manifiesto después de la detención de un grupo de soldados que conformaban una de las llamadas Base de Operación Mixta (BOM) en Reynosa, coordinando acciones con otras corporaciones. A pesar de ello, brindaban protección a narcotraficantes. 

El 19 de marzo de 2013, un comunicado de la BOM informó a la sociedad de la detención de siete presuntos delincuentes, el aseguramiento de ocho kilos de marihuana, una granada de humo, tres vehículos -entre éstos una Jeep Cherokee blanca-, armas de fuego y municiones de diferentes calibres, así como equipo táctico. 

En la acción, registrada dos días antes de la fecha señalada, participaron las fuerzas de Seguridad Pública Estatal, Policía Federal, SEDENA, SEMAR, así como agentes del Ministerio Público del Fuero Común y Federal. 

Lo que nunca expresó el boletín es que minutos antes de esa detención, ocurrida a las 14:10 horas en la calle Celeste 382, de la colonia Arco Iris, el Teniente de Caballería César Guzmán Flores, quien iba al mando del personal del 10/o. Regimiento de Caballería Motorizado de Reynosa, dejó escapar a una octava persona, al parecer líder de la célula delictiva capturada. 

Este hecho trascendió hasta que habitantes de la ciudad fronteriza enviaron una carta anónima a la SEDENA, denunciando reuniones entre presuntos miembros del Cártel del Golfo y militares (algunos identificados por nombres o apodos) para traficar con armas y drogas. “Esperamos que investiguen a estos soldados que con sus actos desprestigian a los que sí protegen a la ciudadanía de la delincuencia organizada”, señalaba el mensaje. 

El mismo 19 de marzo del año pasado se conoció de una “buena acción” por parte de los soldados del BOM, “Tango G”, liderados por el Teniente de Caballería César Guzmán Flores. En una zona despoblada localizaron dentro de una fosa 145 paquetes rectangulares que en su interior contenían 146 kilogramos de cocaína, mismos que fueron puestos a disposición del Ministerio Público Federal en Reynosa. No hubo detenidos. 

El hecho no trascendió mediáticamente, como tampoco se conoció de la sustracción de paquetes de droga que habrían realizado los militares antes de hacer la entrega a las autoridades competentes. Fue hasta que los mandos de la Octava Zona Militar investigaron el reparto de dinero que Guzmán Flores hizo entre la tropa a cambio de guardar silencio. 

En los dormitorios del regimiento se aseguraron mil 325 dólares americanos y 32 mil 500 pesos. Aproximadamente 28 elementos castrenses que participaban en acciones de seguridad bajo el mando de César Guzmán fueron investigados. La gravedad del caso los hizo confesar que la noche del 18 de marzo, para amanecer el 19, salieron de patrullaje a bordo de tres camionetas Chevrolet Cheyenne y un vehículo Sand Cat. 

El Teniente de Caballería ordenó al personal dirigirse por una brecha hasta una finca abandonada. En el sitio, el mando militar integró equipos para que realizaran un reconocimiento de los terrenos donde supuestamente se había reportado la presencia de personas sospechosas. 

Luego de varias horas de búsqueda, uno de los equipos de soldados encontró una fosa donde había ocho maletas de color negro que contenían paquetes con polvo blanco. 

Algunos de los indiciados aseguraron que el Teniente Guzmán, en contubernio con un capitán segundo de Caballería, separaron dos de las maletas con droga para llevarlas hasta una de las unidades militares. Después sus jefes hicieron algunas llamadas telefónicas y, tras otro lapso de tiempo, en el lugar aparecieron dos taxis, entregándole su superior una maleta a cada uno de los conductores. 

Diversos soldados coincidieron en sus declaraciones al señalar que Guzmán Flores les comentó que la delincuencia organizada le había prometido una recompensa sí encontraban una droga que tenían extraviada. “Hay algo de feria para mandar a cambiar, para alivianarlos y darles un enganche”, les dijo el Teniente de Caballería en alusión a una cantidad de dólares que le habían entregado los taxistas. Los declarantes, ahora procesados en la causa penal 57/2013 del Juzgado Primero Militar de la Primera Región Militar, recibieron 5 mil pesos cada uno. 

A otro le entregaron 15 mil pesos. Con relación a los hechos del 17 de marzo, los soldados que formaban parte del operativo en el que se detuvo a siete presuntos delincuentes, confesaron que ese día formaban parte del convoy de coordinación policial, pero que se salieron de la ruta para perseguir al ocupante de una camioneta Jeep Cherokee blanca, la cual interceptaron más adelante para realizarle una revisión de rutina a su conductor. 

Los militares se dedicaron a dar cobertura de seguridad en la zona, mientras el Teniente de Caballería César Guzmán Flores dirigía la revisión al sujeto, al cual le aseguraron un arma de fuego cromada en cuyas cachas tenía las leyendas “Cártel del Golfo” y “Flaco”. De repente, coinciden, escucharon que su jefe gritaba “vete a la verga” y vieron que el sospechoso se echó a correr, sin que Guzmán hiciera nada, ni les ordenara detenerlo. 

Enseguida se realizó la acción de captura de los presuntos narcotraficantes que estaban en una casa cerca de la zona, y al operativo se incorporó el resto de las corporaciones que conformaban la base de operaciones móvil “Tango Urbano G”. 

Los mandos castrenses determinaron enjuiciar a los militares implicados en la fuga de un presunto miembro del Cártel del Golfo, en el robo y tráfico de droga, por lo que fueron consignados por los delitos de traición a la patria y contra la salud en la modalidad de colaboración de cualquier manera para posibilitar el tráfico de narcóticos. 

Algunos de los soldados alcanzados por las investigaciones son: Emmanuel Mayorga Cabrera, Rubén Sandoval, Milton González, Iván Sotelo, Jonás Torres y Ángel López, entre otros. En su mayoría, los procesados fueron trasladados de la prisión militar de la Ciudad de México, al Centro Federal de Readaptación Social Número 5, en Villa Aldama, Veracruz. 

Una ficha informativa de la Octava Zona Militar expuso al Ministerio Público Militar que “en el Estado de Tamaulipas tienen presencia las organizaciones delictivas denominadas ‘Cártel del Golfo’ y ‘Los Zetas’, quienes se disputan el control de las ciudades y municipios más importantes del estado para la venta y tráfico de armas y drogas, ver anexo a área de influencia de organizaciones delictivas, siendo las siguientes actividades que llevan a cabo los integrantes de la delincuencia organizada como sigue: a. trasiego de drogas; b. tráfico de armamento; c. secuestros; d. extorsiones; e. venta de piratería; f. robo de vehículos; g. robos y asaltos en carreteras; h. retenes clandestinos; i. trata de blancas; j. taxis piratas; k. liberación de reos; l. casas de seguridad; m. actividades de halconeo; n. colocación de antenas clandestinas; o. robo de combustible, entre otros…”.

Con informacion de: Milenio/-ZetaTijuana
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