Al
menos uno de los tres italianos que se encuentran desaparecidos en
Tecalitlán Jalisco, contaba con antecedentes penales por el delito de
fraude y cohecho en elestado de Campeche.
Al seguir con las investigaciones sobre los europeos que al parecer fueron detenidos por policías de Tecalitlán el pasado 31 de enero del año en curso y se desconoce de su paradero, enfrentaron diversos procesos.
Se trata de Rafael Russo, de 60 años, quien fue acusado por la Fiscalía adscrita en Ciudad del Carmen de vender facturas falsas además de maquinaria china con logotipos de la marca Caterpillar a empresarios de la construcción quienes al descubrir el engaño presentaron sus denuncias correspondientes.
Al menos Rafael Russo, estuvo preso en el Cereso de San Francisco Kobén, luego de que intentó sobornar a policías Ministeriales para evitar su arresto.
Los otros desaparecidos en Jalisco son su hijo Antonio Russo, de 25 años y su sobrino Vicenzo Cimmino de 29, en las indagatorias que lleva la Fiscalía Jalisciense, se está analizando si los extranjeros tienen conexión con otros Italianos que han sido detenidos en los estados de Coahuila y Tamaulipas por los mismos delitos.
Antecedente
Tras haberse dado a conocer la desaparición de tres ciudadanos italianos, procedentes de Nápoles, familiares aseguraron estar abandonados por las autoridades italianas y mexicanas, por lo que decidieron abandonar territorio mexicano a causa del miedo.
Desde el pasado 31 de enero, se desconoce el paradero de Raffaele Russo, de 60 años; Antonio Russo, de 25; y Vicenzo Cimmino de 29 años. Los tres se encontraban en Tecatitlán, Jalisco, cuando fueron presuntamente levantados por miembros de la policía local.
“Todos tenemos miedo de hasta hacer una denuncia”, aseguró vía telefónica Francesco Russo, hijo del desaparecido Raffaele, quien también denunció que, la Embajada de Italia en México, así como la Fiscalía General del estado no les dan dado informe alguno de los avances en la investigación y búsqueda, al tiempo de asegurar que todo lo han hecho “con sus propias manos”.
Francesco, asegura que, antes de perder el rastro de su padre, habló con él vía telefónica, momento en donde le informó que se encontraba en esa localidad porque “quería dar la vuelta” y, de paso, averiguar si podía ganar algo de dinero, pese a que nadie lo conocía en el lugar. Además, relata que la última llamada que su padre realizó fue el 31 de enero a las 2:30 de la tarde y, media hora después, intentó entablar comunicación con él; no obstante, no obtuvo respuesta.
“El sufre de hipertensión y pensamos que le dolía la cabeza o que se había accidentado, pero nunca pensamos que le pasaría algo así”, aseguró.
Raffaele Russo llegó a México en septiembre de 2017 y, según relata si hijo, se dedicaba a revender chamarras y perfumes, mismas que ofrecía en un puesto ubicado en la calle. Antes de llegar a Jalisco, estuvo en Cancún, Quintana Roo, para después llegar a Ciudad Guzmán, Jalisco. Por otra parte, se sabe que, Raffaele contaba con antecedentes penales por el delito de fraude y cohecho en Campeche.
El descubrimiento se hizo cuando las autoridades correspondientes rastrearon al originario de Nápoles a fin de dar con su paradero. De tal forma, se percataron que, durante su estancia en Ciudad del Carmen, se le acusó de vender facturas falsas, además de maquinaria de origen chino que contenía el logotipo de la marca Carterpillar. Estos, fueron vendidos a empresarios de la industria de la construcción, quienes al saberse víctimas del engaño, presentaron la denuncia correspondiente.
La comisión de estos delitos causó que Raffaele Ruso estuviera preso en el Centro de Readaptación Social (CERESO) de Sn Francisco Kobén, tras haber intentado sobornar a policías ministeriales de la entidad a fin de evitar su arresto.
La Fiscalía de Jalisco se encuentra realizando las averiguaciones correspondientes a fin de conocer si los otros dos italianos desaparecidos también tenían algún vínculo con otros ciudadanos italianos detenidos en estados como Coahuila y Tamaulipas por los mismos delitos cometidos por Raffaele.
Al seguir con las investigaciones sobre los europeos que al parecer fueron detenidos por policías de Tecalitlán el pasado 31 de enero del año en curso y se desconoce de su paradero, enfrentaron diversos procesos.
Se trata de Rafael Russo, de 60 años, quien fue acusado por la Fiscalía adscrita en Ciudad del Carmen de vender facturas falsas además de maquinaria china con logotipos de la marca Caterpillar a empresarios de la construcción quienes al descubrir el engaño presentaron sus denuncias correspondientes.
Al menos Rafael Russo, estuvo preso en el Cereso de San Francisco Kobén, luego de que intentó sobornar a policías Ministeriales para evitar su arresto.
Los otros desaparecidos en Jalisco son su hijo Antonio Russo, de 25 años y su sobrino Vicenzo Cimmino de 29, en las indagatorias que lleva la Fiscalía Jalisciense, se está analizando si los extranjeros tienen conexión con otros Italianos que han sido detenidos en los estados de Coahuila y Tamaulipas por los mismos delitos.
Antecedente
Tras haberse dado a conocer la desaparición de tres ciudadanos italianos, procedentes de Nápoles, familiares aseguraron estar abandonados por las autoridades italianas y mexicanas, por lo que decidieron abandonar territorio mexicano a causa del miedo.
Desde el pasado 31 de enero, se desconoce el paradero de Raffaele Russo, de 60 años; Antonio Russo, de 25; y Vicenzo Cimmino de 29 años. Los tres se encontraban en Tecatitlán, Jalisco, cuando fueron presuntamente levantados por miembros de la policía local.
“Todos tenemos miedo de hasta hacer una denuncia”, aseguró vía telefónica Francesco Russo, hijo del desaparecido Raffaele, quien también denunció que, la Embajada de Italia en México, así como la Fiscalía General del estado no les dan dado informe alguno de los avances en la investigación y búsqueda, al tiempo de asegurar que todo lo han hecho “con sus propias manos”.
Francesco, asegura que, antes de perder el rastro de su padre, habló con él vía telefónica, momento en donde le informó que se encontraba en esa localidad porque “quería dar la vuelta” y, de paso, averiguar si podía ganar algo de dinero, pese a que nadie lo conocía en el lugar. Además, relata que la última llamada que su padre realizó fue el 31 de enero a las 2:30 de la tarde y, media hora después, intentó entablar comunicación con él; no obstante, no obtuvo respuesta.
“El sufre de hipertensión y pensamos que le dolía la cabeza o que se había accidentado, pero nunca pensamos que le pasaría algo así”, aseguró.
Raffaele Russo llegó a México en septiembre de 2017 y, según relata si hijo, se dedicaba a revender chamarras y perfumes, mismas que ofrecía en un puesto ubicado en la calle. Antes de llegar a Jalisco, estuvo en Cancún, Quintana Roo, para después llegar a Ciudad Guzmán, Jalisco. Por otra parte, se sabe que, Raffaele contaba con antecedentes penales por el delito de fraude y cohecho en Campeche.
El descubrimiento se hizo cuando las autoridades correspondientes rastrearon al originario de Nápoles a fin de dar con su paradero. De tal forma, se percataron que, durante su estancia en Ciudad del Carmen, se le acusó de vender facturas falsas, además de maquinaria de origen chino que contenía el logotipo de la marca Carterpillar. Estos, fueron vendidos a empresarios de la industria de la construcción, quienes al saberse víctimas del engaño, presentaron la denuncia correspondiente.
La comisión de estos delitos causó que Raffaele Ruso estuviera preso en el Centro de Readaptación Social (CERESO) de Sn Francisco Kobén, tras haber intentado sobornar a policías ministeriales de la entidad a fin de evitar su arresto.
La Fiscalía de Jalisco se encuentra realizando las averiguaciones correspondientes a fin de conocer si los otros dos italianos desaparecidos también tenían algún vínculo con otros ciudadanos italianos detenidos en estados como Coahuila y Tamaulipas por los mismos delitos cometidos por Raffaele.
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