La minigun de la Marina, que dispara tres mil 600 tiros por minuto, tenía en la mira el vehículo en el que el narcotraficante realizaba su última fuga en la región serrana de Tamazula, que abarca Durango y Sinaloa, hace ya meses.
La tripulación a bordo del helicóptero que perseguía al narcotraficante se comunicó con el titular de la Marina, Vidal Francisco Soberón, para informarle que en ese vehículo iban menores y mujeres.
Pidieron instrucciones. El “blanco” era demasiado grande para tomar solos la decisión. La respuesta del secretario fue contundente. “No disparen. No podemos matar inocentes. Ya caerá”, les dijo.
La escena, ocurrida semanas antes de la recaptura del capo, la describen mandos de la Marina con los que este reportero se reunió ayer como parte de una nueva estrategia de comunicación de esa secretaría. La estratagema incluye la difusión de su postura sobre versiones que lastiman la imagen y prestigio de esa secretaría y que consideran mentirosas.
La charla giró en torno del peligroso delincuente; de lo determinante que resultó Kate del Castillo para ubicarlo; de cómo el crimen organizado utiliza, según ellos, a las ONG para presionar la salida de las Fuerzas Armadas de regiones que quieren controlar.
Pero también de la historia de “mártir” que comunicadores le han comprado a Guzmán Loera a partir de sus quejas de que no lo dejan dormir, que no le gusta la comida o que lo tienen aislado; cuando detrás del delincuente hay historias de dolor y sangre que le pararían los pelos a cualquiera.
“¿Que no le gusta la sopa que le dan o que le lleven de comer pasta todos los días? Ya quisiera un marino en operación comer pasta diariamente. ¿Sabes con cuánto come un elemento que anda en operación: 45 pesos diarios en desayuno, comida y cena”, dijeron. Mucho énfasis pusieron en el tema de las ONG. “Su dinámica parece ser la misma.
Cuando estuvimos operando en Tamazula, más tardábamos en terminar un operativo, en el que había muertos y detenidos, cuando a la media hora, en plena sierra, teníamos gente de las ONG con pancartas diciendo que les habíamos disparado y que habíamos ocasionado el desplazamiento de la población.
“Era gente de El Chapo. Lo que querían era crear presión para sacar del área a las Fuerzas Armadas.
Lucero Sánchez —más conocida como La Chapodiputada— presentó el tema ante el pleno del Congreso de Sinaloa.
Pidió que se retirara la Marina, porque había mucha gente desplazada y otras mentiras. “Nos reclaman que se mataron cochinitos, que se incendiaron casas y motos. Hay un caso del techo de una casa.
Le pregunté a la señora dónde se había metido cuando, supuestamente, le dispararon a ese techo. Me dijo que debajo de la cama. Sabemos que con la potencia que tienen nuestras armas, la cama habría quedado destrozada”.
Esta situación que mencionan sobre el apoyo de las ONG a favor de los grupos criminales ha sido señalado en distintas ocasiones, yo en lo personal señalaría también la protección que brinda la CNDH a nivel nacional y desde fuera de México a favor de criminales muchos de ellos de alta peligrosidad, estas organizaciones de derechos humanos pretenden que las fuerzas policiales y militares se encuentren maniatadas para actuar con la debida contundencia que amerita el tener que enfrentar a sujetos psicópatas que no pueden ser combatidos con una biblia en la mano sino con la fuerza de las balas, es importante que nuestras autoridades no claudiquen ni pierdan de vista el hecho de que las fuerzas armadas y policiacas deben tener libertad de acción para parar de una vez por todas al crimen en nuestro país, cueste lo que cueste.
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